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Luna Romero

¿Cómo dejar de sufrir?

-“¿Cómo dejar de sufrir?” me preguntó una criatura del bosque. Un zorro.

Yo me quedé pensativa. Acaté el pedido e inmediatamente llevé la información hacia mis anotaciones interiores, por un lado como quien busca en sus recovecos pasados en busca de respuestas y por otro, poniendo orden interno para que la maquinaria se pusiera a trabajar en búsqueda de posibles respuestas para brindar. 

Recuerdo haber pasado una noche de mucha algarabía soñadora. Viajaban imágenes, texturas, palabras, colores, energías y fluires. También brotaban comprensiones y revelaciones, como si tuviese la conciencia de poder ir apuntando todo. Pero no fue así. No apunté nada. 

Desperté muchas veces entre medio de los sueños vivos y aunque quería describir esos niveles de comprensión, despierta ya no cargaba el mismo sentido coherente, mágico y causal. -“Y ahora, ¿cómo iba a contestarle?”-, pensaba.

Así que, sin poder volver a conciliar el sueño, amanecí pronto. Me serví de los colores de la noche y junto con la Luna creciente me adentré en el camino. 

Me topé con un charco de agua y un cangrejo dentro y le pregunté: 

-“Querido cangrejo, ¿sabría usted decirme cómo dejar de sufrir?”, 

a lo cual me respondió: -“¿sufrir? ¿yo? pero si no hay razón para semejante cosa… Aparte señorita, ¿cuál sería el fin de eso y qué ganaría usted? Mejor quedarse como se está”-.

Le agradecí su respuesta y decidí seguir camino. 

Solo unos pasos más adelante en el camino, me encontré con un perro que se acercó. Le hice la misma pregunta: “Hola querido Perro, ¿sabría usted decirme cómo dejar de sufrir?”. Se detuvo. Me miró. Me envolvió acariciándome con su lomo peludo. Me volvió a mirar. Parecía que abría la boca para responder pero dió una lamida a mis pies y siguió andando. 

Le agradecí también, en un gesto de agradecimiento. 

No acabé de moverme que llegó un lobo. Me sorprendí. Apareció de repente y con una actitud poco clara. Le hice la misma pregunta que a las demás criaturas. Me dijo: “Señorita, ¿no querrá usted saber demasiadas cosas con esa pregunta? ¿Qué me brindará a cambio si yo le proveo de una buena respuesta?”. Me volví a sorprender. Pocas veces me había sentido ¿”chantajeada” sería la palabra?.

Seguí andando y me frené en un clarito del bosque desde donde se observaba la luna como la única luz presente. A lo lejos se alcanzaban a observar dos torres lejanas y arcaicas. Me senté ahí y procuré observar cómo se oscurecía cada vez más la noche. El panorama me hacía sentir que la búsqueda de respuestas no hacía más que devolverme preguntas: ¿cómo es que un zorro tan astuto me pregunta cómo dejar de sufrir? ¿cómo es que primero se empieza a sufrir? ¿qué situaciones en la vida nos prometen tanto control y claridad como para luego sufrir si no encontramos lo que esperábamos? y aparte, ¿qué significa sufrir?

Entonces apareció. Era como una silueta que abarcaba una inmensidad, parecía incluir todas las criaturas del bosque en su energía. Andaba ligera de pasos y alumbraba como la Luna. Creo que le sorprendió mi cara de incredulidad. Se echó a reir. Su risa me contagió. Me entregué al momento y a lo que de repente surgía. En ese momento se generó el preciso despunte del alba. Comenzó a hablar:

-“La respuesta que buscas ya está en tu interior. 

Ante el cangrejo, observa su no necesidad de salir del agua,

Ante el perro, observa que su instinto emocional es justo esa conciencia animal,

Ante el lobo, observa cómo vives todas esas relaciones que suponen tiempo, dinero, energía de tu parte,

Ante las torres, observa la firmeza (y a veces rigidez) con la que te afianzas en patrones de existencia predeterminados y condicionantes,

Si quieres de verdad saber cómo dejar de sufrir, primero toma conciencia de todo esto y acéptales tal como si hubieses escogido encontrarte con cada uno de ellos, porque esto te permitirá conocer qué de todo lo que vives dentro se está espejando y proyectando fuera. 

Tu Alma te está hablando. Siempre lo hace en formatos que no entiendes. Los traduces a dolores corporales y situaciones que no te agradan y no te das cuenta que eliges vivir presa de aquellos lenguajes que emergen de los cinco sentidos ladrones. Eres tú quien puede ver otra vez la misma experiencia que se vuelve a repetir o elegir ver una invitación profunda y amorosa a un descubrimiento interno. 

Te has lanzado esta noche en búsqueda de respuestas, pero sigues negando que la realidad que ves fuera te muestre aspectos reveladores de tu interior. Mientras rechaces este maravilloso espejo, tu proceso se detendrá y tu Fé se quebrantará”. 

-“Sufrir significa: soportar por debajo, sobrellevar a ocultas”. 

“Sé como la Luna, que aunque se encuentre en una noche muy oscura, no se identifica con las emociones que traen las experiencias externas y sabe que hay luz interna de sobra y que muy pronto saldrá el Sol para acompañarle en la transición. 

En el momento en que reconoces tus pruebas vitales, decides dejar de cargar lo que ya no te sirve para continuar y así, con esa decisión interna e inmenso coraje, comienzas a alumbrar un camino que si bien no sabes adónde te llevará, es tu proyección y potencia interna de luz quien te sostiene y dirigirá.

Abrete a recibir las señales que llegan, aunque parezcan borrosas. Porque brotan desde lo oscuro y profundo del mensaje Verdadero que anida en tu dolor, en tu madre, en tu abuela, en todas las ramas valiosas de tu árbol y en todos los árboles que nos rodean en este preciso momento. ¿Eres consciente de ellas?

Abrete para que esa vasija interna que llevas pueda movilizarse y vaciarse de ataduras y experiencias de sufrimiento. Una vasija solo sirve si está vacía, querida, y hace falta mucho vaciado de patrones de soportar y andar ocultando…

Abrete para que esa receptividad solo pueda acoger, abrazar y mecer eso que has aprendido y que desde el Amor, la Valentía y la Fuerza interior te animes a desvelar el misterio que te trae la vida. 

Sólo así tu Alma podrá forjarse para mundos mayores…”

Y en ese mismo instante, esta especie de Hada desapareció de mi vista. 

Pero está. Puedo sentirla. Permanece, pues puedo pulsar su guía y sentirla velando cada uno de mis pasos.

“Gracias criatura del bosque por hacerme esta pregunta. Gracias por ser tan especial”. 

Dicen los antiguos que solo una intervención divina puede sacarnos de las Torres (arcano XVI) organizadas y estructuradas: “Llamado o no llamado, Dios está ahí”. 

Que puedas encontrarte en esa luz interna porque la llames o no la llames, la Energía Universal está siendo. Acá y Ahora. 

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